Inmigrantes de segunda
William González
Editorial Hiperión, 2023
La voz de un poeta y su crítica social
El ganador del Premio Hiperión de Poesía, William González, escribe un libro, titulado Inmigrantes de segunda, con el que se ha llevado el premio donde late la injusticia social de todas las mujeres que provienen de otros países y tienen que trabajar duramente para ricos. González nació en Managua en el año 2000 y es estudiante del Doble Grado de Lengua y Literatura y Periodismo en la Universidad Rey Juan Carlos. Además, es colaborador en prensa digital, ya ganó el Premio de Poesía Joven Antonio Carvajal con Los nadies, publicado en Hiperión en el año 2022.
Gran poeta, en este libro va desgranando las condiciones injustas de las mujeres que sirven a los ricos y lo hace con poemas como “Prejubilación”:
“Los huesos de mi madre se derrumban. / En su curriculum figuran décadas / limpiando casas por las zonas más / pudientes de Madrid: Las Rozas, La Morajeja, / El Barrio de Salamanca, Mirasierra”.
Y la sensación de ir envejeciendo demasiado pronto, porque la vida le ha llevado a un trabajo duro que la ha deteriorado la salud. Y la crítica social del libro asoma, cuando dice William González:
“Al rico solo le interesa el brillo / del suelo exuberante que camina. / Decidme: ¡A quién le importan / los huesos de mi madre envejecidos”.
Y el mundo de la inmigración asoma en el poema “Pan bendito”, como si William lograra recuperar la poesía social tan perdida, por los ensimismamientos de muchos poetas, que solo cantan a sí mismos:
“El barrio es una nube de sueños apagados. / Payos, gitanos e inmigrantes viven, / conviven y malviven. Se apuñalan / si se rompen las leyes acordadas, / los códigos de un barrio sumergido / en oleajes de impureza ácida”.
Fiel retratista del mundo marginal, de ese espacio de dolor que recorre zonas donde nada se tiene, lugares que son inhabitables, sucios y tristes en un Madrid, donde otros compran cosas que ya tienen y derrochan dinero inútilmente. El contraste entre esos barrios, los ricos, donde sobra casi todo y los pobres, queda latente en este gran libro.
Y concluyo con el poema “Cuando me muera, en chándal”, porque refleja muy bien el universo de estos seres olvidados que el poeta quiere recuperar. Aquí no hay grandeza, sino la del que apenas tiene para vivir y cuya luz la da el esfuerzo y la necesidad de lucha:
“Mi barrio es un palacio de cadáveres / entierran con su chándal al que muere”.
Me recuerda al Dámaso Alonso de Hijos de la ira, porque William González ha escrito un libro que hiere, a través de unos versos hondos, muy descriptivos que nos abren un cuadro, el de un mundo que apenas se sostiene. Precisamente, por cantar a los desposeídos este libro es muy importante y está compuestos con poemas intensos y llenos de emoción. Un gran libro de William González, gran promesa de nuestra poesía.