octubre de 2024 - VIII Año

Museo de Artes y Tradiciones Populares en Madrid

Horarios: lunes a viernes de 10 a 20 horas. Sábados de 10 a 14 horas
Calle Carlos Arniches 3. Madrid. Entrada gratuita.

El Museo de Artes y Tradiciones Populares, situado en el madrileño barrio de La Latina, goza del encanto que atesoran los lugares discretos. En su interior se protegen pequeñas joyas que pertenecen al magnífico Patrimonio Cultural Popular de España.

De su fachada, tan solo unos antiguos y enormes portones de madera que dan a la calle llaman la atención. Tras ellos descubrimos un gran patio, representativo de un vecindario en el centro de Madrid, alrededor del cual se distribuían las viviendas que formaban la denominada corrala. El edificio, levantado sobre 1860, corresponde a la sede del Centro Cultural La Corrala que alberga en la actualidad el Museo de Artes y Tradiciones Populares. Pertenece a la Universidad Autónoma de Madrid y en él se desarrolla una importante labor de divulgación e investigación del patrimonio etnológico.

Ordenados por temáticas, contiene objetos procedentes de toda la geografía española que formaron parte de nuestra vida o la de nuestros padres y abuelos, en definitiva pone en valor cultura y fiestas ancestrales.

Las primeras salas giran en torno a las celebraciones en la vida cotidiana desde el nacimiento hasta la muerte. Nos fijamos en una silla, procedente del País Vasco, realizada en madera y que se utilizaba para facilitar el momento del parto, o una tinaja partera de cerámica sevillana con la misma finalidad que la anterior. Otra vitrina exhibe el rico ajuar segoviano utilizado para el bautizo de un bebé. Un poquito más allá, observamos diferentes amuletos que se colocaban en las cunitas o entre las ropas del bebé con el fin de evitar las enfermedades a los más pequeños. En la sala contigua  disfrutamos los tradicionales trajes de novia y novio, utilizados en una típica boda maragata (León).

El bautizo, las bodas, incluso los funerales, eran rituales de paso que propiciaban los cambios en la vida e inducían a los individuos en la comunidad la idea de pertenencia e identidad. En España estaban íntimamente ligados a la religión católica.

Las fiestas se encuentran muy bien representadas aquí. Los cambios de estación o la recolección de las cosechas son el origen de múltiples celebraciones colectivas. En ellas se entremezclan rituales primitivos de origen pagano que se han integrado en la religión de tal forma que es imposible separar ambos.

La adaptación a los distintos roles tomados en las fiestas se materializan en forma de trajes utilizados durante las mismas. Por ejemplo, en este museo podemos  contemplar los trajes de Botarga para él y Mascarita para ella de Almiruete (Guadalajara), Encamisado o Lacayo de Menasalbas (Toledo). El perturbador traje Cucurrumacho tradicional de Navalosa (Ávila), confeccionado con jarapas, se completa con una tosca máscara  realizada con cuernos y pelo de animales y unos nada desdeñables cencerros.

En una amplia sala, nos vemos sorprendidos de pronto por los populares gigantes y cabezudos que salían a recorrer las calles durante las festividades. Empequeñecemos bajo la mirada elevada unos metros por encima de nosotros de las figuras gigantescas de Quevedo, don Carnal, doña Cuaresma, Maribárbola, el Diablo Cojuelo, o la Calderona.

La primera planta dispone de un luminoso corredor donde, ordenados y protegidos tras los cristales, se exponen utensilios de uso cotidiano. Muchas de estas labores pertenecen a oficios extinguidos ya casi en su totalidad, comprenden desde la alfarería a las delicadas filigranas de los encajes de bolillos, menaje de cocina, instrumentos musicales o manualidades realizadas en paja. Todas ellas harán las delicias de los nostálgicos pues, a día de hoy, es muy difícil encontrar artesanos que realicen estas maravillosas manufacturas compatibles con el medio ambiente y la economía sostenible tan de moda en la actualidad y que nuestros antepasados practicaban con total naturalidad, sin tener conciencia de ello. Además, mostrarán a los más jóvenes cómo se utilizaban al máximo los recursos naturales disponibles con maestría y creatividad hace no tanto tiempo.

Es una visita cultural de un tremendo valor etnográfico y antropológico asequible, tranquila, alejada del bullicio, en el precioso ambiente madrileño que se respira en La Latina. Un lujo al alcance de todos.

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