noviembre de 2024 - VIII Año

Primo Levi: El químico transmutado en escritor

La vida de Primo Levi, un químico con pasión literaria, quedó marcada para siempre por el holocausto judío. Su profesión, que interesaba tanto a sus guardianes, le permitió sobrevivir; pero, posteriormente, dedicó su vida, sobre todo, a contarlo.

Primo Levi nació, el 31 de julio de 1919, en el seno de una familia liberal de religión judía, en Turín (Italia), donde se licenció en Química en 1941, especialidad que desempeñó en el ámbito industrial.

En 1943, fue identificado como judío y arrestado por la milicia fascista, que le entregó al ejército de ocupación alemán. Fue deportado en 1944 a Monowitz (Auschwitz III), que era uno de los campos de exterminio situado en la Polonia ocupada por los nazis; este campo de trabajos forzados era una instalación industrial donde se pretendía obtener caucho sintético, uno de los puntos flacos del ejército alemán al quedar el caucho natural en territorios que ellos no controlaban. Allí Levi pasó diez meses hasta que al fin lo liberaron los rusos; fue el único campo bombardeado por los aliados a fin de impedir que fuera utilizado para la fabricación industrial. Una medida del terrible drama humano que allí se vivió: de los 650 judíos prisioneros italianos, solo sobrevivieron 20.

A su regreso a Italia en 1946, Levi ejerció primero como químico industrial en la factoría de pintura SIVA, en Turín, hasta que se retiró en 1977 y pudo dedicarse exclusivamente a escribir. Describió sus durísimas vivencias personales en varios libros: en Si esto es un hombre (1946) cuenta su experiencia durante su cautiverio en el campo de exterminio nazi en un tono seco, sin comentarios, que transmite toda su crudeza; y en La tregua (1963) narra su largo viaje por los países del Este hasta su retorno a Italia tras la liberación. También escribió en un estilo similar: Momentos de indulto y El sistema periódico.

El sistema periódico es una colección de 21 relatos cortos, independientes entre sí, relacionados cada uno con alguno de los elementos químicos, en los que se mezclan realidad y ficción, y que son en gran medida autobiográficos. Se complementa con otros dos, Azufre y Titanio, en los que no se le ha encontrado esa característica. Pero en todos ellos, cuyo nexo evidente con la química está resuelto siempre de modo impecable, hay una clara metáfora de las relaciones humanas.

Levi narra sus orígenes en el relato dedicado al Níquel y el sentimiento de culpa que le causa su uso en el revestimiento de los tanques; y, en el del Argón, por su carácter inerte, la relación con sus antepasados. Hierro es el más poético recordando sus amistades como estudiante; mientras Mercurio es el más imaginativo; y el más dramático es Vanadio, un aditivo necesario en la producción de pintura, descubre en la procedencia de un encargo, la presencia de uno de sus antiguos carceleros alemanes, años después.

En Zinc hace un elogio de la impureza, porque su capacidad de combinación facilita la obtención de nuevas posibilidades de uso. En él evoca sus primeras relaciones amorosas. Y en Cromo relata cómo conoció a su futura esposa.

El Cerio lo relaciona con el campo de concentración porque este elemento le permitió obtener varias piedras de mechero, que le ayudarían a alargar su vida hasta la liberación, utilizándolas como moneda de cambio para obtener una ración de pan; pues fumar era uno de los escasos alicientes en el encierro.

El Sodio lo define como un metal degenerado por no ser rígido, no brillar y flotar sobre el agua. En Potasio muestra su preocupación por el ascenso del fascismo en toda Europa. En Estaño busca componentes para la formación de espejos.

En Oro hace un elogio de la amistad por esas relaciones especiales que surgen en circunstancias tan extremas como la resistencia; y una metáfora de la continuidad de la naturaleza. En Plata estudia las emulsiones para películas de Rayos X.

Para Levi la química abre las mayores posibilidades al futuro; y en Hidrógeno se reafirma en su profesión de químico; en Fósforo cuenta la búsqueda de soluciones para el tratamiento de la diabetes.

El Carbono se estudia a partir de una mina de carbonato de calcio. El trabajador lo lleva a un horno para producir cal y un gas que se desprende por la chimenea (CO2). Levi sigue la pista del átomo de carbono, por un lado gas de la vida y por otro causante del calentamiento global. Aspirado por un ser vivo, termina en el aire. Gracias a la fotosíntesis, acaba siendo parte de un racimo de uvas en forma de glucosa; tras ser ingerido por un humano, prosigue su camino en un ciclo interminable… Y así termina la historia.

Ítalo Calvino lo considera un libro extraordinario, reflejo de una generación. Fue traducido al español con esmero exquisito por Carmen Martín Gaite para Alianza Editorial en 1999. En 2006, la Royal Institution del Reino Unido lo encumbró, nada menos, como el mejor libro científico jamás escrito.

La novela Si ahora no, ¿cuándo? cuenta la historia, en realidad autobiográfica, de una banda de partisanos judíos errantes por Rusia y Polonia durante la Segunda Guerra Mundial; con ella intenta refutar la idea de la pasividad de los judíos frente al nazismo. Obtuvo varios premios cuando fue publicada en Italia, e hizo que Levi fuera conocido internacionalmente.

Sus relatos cortos más famosos se encuentran en La Torcedura del Mono (1978), una colección de narraciones cortas sobre el trabajo y los trabajadores cuyo narrador también podría ser trasunto del mismo autor.

Trilogía de Primo Levi

Recuerda del campo dos olores que no existían en Italia, uno el de la malta tostada y otro el olor ácido de la quema de carbón. En Polonia la presencia del carbón es algo permanente, cuando hace un viaje de recuerdo años después, en 1982, son estos olores los que le transportan a su pasado. Este viaje lo hizo con profesores y alumnos de instituto, además de representantes de la comunidad judía y organizado por la ciudad de Florencia.

El más importante de sus últimos trabajos fue su libro final, Los hundidos y los salvados, un análisis muy reflexivo del Holocausto en el que explicó que, aunque no odiaba al pueblo alemán por lo que él había pasado, jamás sería capaz de perdonarles. Aparentemente, Levi murió por suicidio al arrojarse por el hueco de la escalera de su casa, el 11 de abril de 1987. Las razones del desgraciado suceso nunca quedaron claras, ya que no dejó ninguna nota que lo justificara.

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Archivo Entreletras

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