El 27 de diciembre se cumplen veintidós años de la muerte de este genial actor británico, uno de los más grandes. Le quiero recordar en varias de sus mejores películas.
Pocos actores estuvieron tan brillantes como el escritor que llega a Atenas y conoce una cultura muy distinta, encontrando a Zorba, interpretado por un magnífico Anthony Quinn. Alan Bates tenía esa elegancia, esa personalidad, ese estilo bello de los grandes actores ingleses. Inolvidable el baile de El Sirtaki, un verdadero prodigio de talento que demuestran los dos grandes. Quinn era capaz de interpretar a cualquier papel, aquí nos creemos que es griego, como también nos convenció en su papel en El secreto de Santa Vittoria, como el alcalde borracho que esconde el vino, cuando llegan los alemanes. Les acompañaba la estupenda Irene Papas. Una de las escenas, que más me impresionó en Zorba, el griego, aparece cuando desvalijan de una mujer mayor que mantiene relaciones con Zorba, la codicia, la maldad, queda bien reflejada en esta escena. La dirigió Michael Cacoyannis.
Otra película prodigiosa fue la adaptación de la novela de D. H. Lawrence, Mujeres enamoradas, junto a un reparto magnífico, el gran Oliver Reed, que murió rodando Gladiator en Malta, por una apuesta que hizo con los marineros, ya que era un gran bebedor. Glenda Jackson y Jannie Linden, como Úrsula y Gudrun. La pelea entre Rupert Birkin (Bates) y Gerald (Oliver Reed) es antológica, ya que es también una declaración de deseo homoerótico entre los dos hombres. Ken Russell la dirigió, los dos actores desnudos en la famosa escena que me sigue impresionando. Llevar al cine la compleja y magnífica novela de Lawrence era complicado, pero Alan Bates interpretó a un Birkin educado y distante, que odia a la humanidad, estuvo excelente.
Otro gran papel de Alan Bates, hay muchos, pero quiero citar este, es el de Lejos del mundanal ruido, junto a la hermosa Julie Christie y Terence Stamp, al lado de un malogrado Peter Finch, que está genial. El ambiente rural, el deseo de tres hombres hacia una mujer y la elección de esta por Stamp, el oficial, es magnífica. Julie Christie demostró ser una de las actrices más bellas del cine británico. Adaptada la novela de Thomas Hardy, fue dirigida por el gran John Schlesinger. Es una magnífica película, en la cual el deseo de los tres hombres, en un ambiente tenso, convierten a la cinta en un clásico.
Y también merece citar sus comienzos con El animador, siendo representante del Free Cinema inglés, el nuevo cine de los sesenta, junto a actores como Albert Finney, maravilloso y David Hemmings, a las que se uniría algo más tarde Malcolm McDowell. El animador, que fue dirigida por otro representante de ese cine, Tony Richardson. No hay que olvidar lo excelente que estuvo en El mensajero, de nuevo con Julie Christie, con el que hacía una pareja muy bella. Y, algo más tarde, en Una mujer descasada, como el amante que conoce una insatisfecha Jill Clayburgh, recién separada.

Bates interpretó La rosa, con Bette Midler; El retorno del soldado, con Glenda Jackson y Ann Margret; y ya más recientemente Hamlet, de Zeffirelli; y Gosford Park, de Robert Altman.
Sin olvidar que fue El hombre de Kiev, dirigida por John Frankenheimer, junto al gran Bogarde. Pero no olvidaré nunca su papel en Zorba, su aire inglés distinguido, su personalidad, ni tampoco el estilo distante en Mujeres enamoradas, en su rol del personaje creado por D. H. Lawrence, uno de los más grandes escritores ingleses, Rupert Birkin, un intelectual, inspector de educación que desprecia a la humanidad.
Murió joven de cáncer, después de la muerte de su mujer, el 27 de diciembre de 2003, a los sesenta y nueve años. Muchos actores británicos, aficionados a la bebida, no han llegado a ser longevos. De la escuela de los grandes, siempre será uno de mis favoritos, un hombre apuesto y gran actor que merece la pena recordar.











