abril de 2024 - VIII Año

‘El gran Maurice’

Estrenada el 18 de noviembre

El cine británico nos tiene acostumbrado a impecables puestas de escena que sirven de marco insuperable  a sus magistrales interpretaciones, ya sea en el terreno de la comedia o en el del drama. Esta máxima, ya habitual, nos llega ahora de la mano del director Craig Roberts, para servirnos un biopic que abreva en ambos géneros, aunque se incline decididamente por el primero. La cinematografía de este país empezó a dar muestras de agotamiento del cine político-social, que surgió en la época neoliberal de Margaret Tatcher –encabezada por el eximio Ken Loach–, a principios de los 90 para escorarse a la comedia, sin renunciar del todo a ciertas dosis de crónica de costumbres  y nos trajo buenas películas, como la celebérrima Full Monty.

Hace ya algo más de veinte años del estreno de esta pequeña joya y los frutos de la corriente en la que está inserta han sido tan bien acogidos por el público que los directores de las islas se resisten a abandonar este modelo.

El gran Maurice se acoge a él con renovado empeño y a ese brebaje agridulce –de farsa con ribetes dramáticos y tintes sociales– le añade unas gotitas de amable fantasía para servirnos una bebida de refrescante y  agradable sabor. Y es curioso porque si bien la vocación de este tipo de cine siempre se nutre del realismo, las secuencias oníricas que el realizador intercala nos podrían hacer recordar en cierto modo, y salvando todas las distancias, al clásico y lejano Milagro en Milán (1951) de Vittorio De Sica, inexcusable exponente a su vez, no obstante, del neorrealismo italiano de la época.

Sin embargo, los antecedentes de El gran Maurice hay que buscarlos en otros ámbitos. Si por una parte, podemos apelar a la gran tradición del humor inglés que defendió con vigor la productora Ealing, y –vía Monty Python–  llega a la ya mencionada Full Monty; por otra, debemos acudir a películas que han hecho de la figura del fracasado triunfador o del impostor mediático un  nuevo antihéroe, que redime sus pecados a través de un inexplicable y paradójico éxito.  Ejemplo que ya diera en cierto modo, no sin ironía, Laurence Olivier en The Entertainer (1960) de Tony Richardson, realizador icónico del  Free Cinema inglés.

Esta corriente se puede considerar un subgénero en sí mismo y me estoy refiriendo a películas que  es pertinente poner bajo el epígrafe de “El peor de todos los tiempos”. Desde luego, en un mundo como el que vivimos, en el que –como signo de los tiempos– coexisten dos realidades antitéticas e irreconciliables –de un lado, la más descarnada competitividad neodarwinista de la mano de la superespecialización y por otro,  la chapuza y la superchería más burdas–, es gratificante encontrarse con personajes –lunáticos o no– que hacen del adanismo un arte sofisticado y que encarnan a soñadores empedernidos que no renuncian a llevar a cabo sus anhelos a riesgo de cualquier precio. El asunto tiene su miga –es toda una declaración de principios–, más allá de la valoración moral que hagamos de determinadas conductas y actitudes.

Todas estas películas, incluyendo la que venimos a comentar, son biográficas y, por tanto, por inverosímiles que nos parezcan sus protagonistas, todos ellos han tenido existencia real. Son quijotes que están dispuestos a no hacer ninguna renuncia a pesar de parecer dementes, ilusos o patéticos. No es extraño que estas historias hayan florecido en la industria cinematográfica anglosajona, puesto que El Quijote ha ejercido una gran fascinación en estos países desde que el novelista Henry Fielding y, después, Laurence Sterne trataran de seguir el modelo del Caballero de la Triste Figura, tanto en ‘Joseph Andrews’ como en  ‘Tristram Shandy’, respectivamente.  Por cierto, ambos con adaptaciones al cine.

Memorables son los casos del peor cineasta del Séptimo Arte Ed Wood (1994), de Tim Burton (con Johnny Depp), del peor humorista del mundo Andy Kaufman en Man on the Moon (1999) de Milos Forman (con Jim Carrey), o de la peor soprano de la Historia de la Ópera Florence Foster Jenkins (2016) de Stephen Frears  (con Meryl Streep). El film que nos ocupa, El gran Maurice,  lleva a la pantalla al peor golfista del mundo en el personaje de  Maurice Flitcroft, un operador de grúa de unos astilleros del Norte de Inglaterra que, ante su inminente despido laboral, se plantea un rocambolesco plan B. Con personajes entrañables, como la mujer sufridora y benevolente del protagonista, y divertidos, como los hijos gemelos del matrimonio, que –entusiasmados con la música disco– se enrolan en todo tipo de concursos de baile para triunfar.

De este modo, la banda sonora de Isobel Waller-Bridge combina hábilmente un lenguaje intimista –en las escenas más emotivas– con el jaranero sonido “Travolta” de Fiebre del Sábado Noche.  

El título original de la película – The Phantom of the Open– pierde en su traducción a nuestro idioma otros implícitos guiños a films de culto, desde la muda El Fantasma de la ópera de Lon Chaney a su delirante remakeEl Fantasma del Paraíso, de Brian de Palma–, con lo que se priva al espectador de ciertas claves para acercarse a la historia.

Pero, dicho esto, vayan a ver la película. No les defraudará en absoluto, a pesar de que esté por debajo de los venerables antecedentes en los que se apoya. Buenas interpretaciones de Mark Rylance y Sally Hawkins, un guion imaginativo de Simon Farnaby –basado en su libro homónimo– y un ritmo trepidante.

“Hay que cambiarlo todo, para que todo siga igual”, nos aleccionaba un sombrío Giuseppe de Lampedusa –padre putativo del  cineasta Luchino Visconti–, en lo que quizá era un barrunto de que, a veces, el no cambio, nos trae, como es el caso de El gran Maurice, afortunados aciertos!

Título original: The Phantom of the Open
Año: 2021
Duración: 106 min.
País: Reino Unido
Dirección: Craig Roberts
Guion: Simon Farnaby
Música: Isobel Waller-Bridge
Fotografía: Kit Fraser
Reparto: Mark Rylance, Sally Hawkins, Rhys Ifans, Mark Lewis Jones, Johann Myers, Jake Davies, Alfredo Tavares, Jonah Lees, Barry Aird, Christian Lees, Ash Tandon, Genevieve Florence, Afsaneh Dehrouyeh.
Productora: BBC Films, Baby Cow Productions, British Film Institute, Ingenious Media, Water & Power Productions
Distribuidora: A Contracorriente Films
Género:  Comedia dramática | Biopic

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