marzo de 2024 - VIII Año

Maquiavelo, más allá de los lugares comunes

'Con el pretexto de enseñar a los reyes, instruyó realmente al pueblo.
El Príncipe de Maquiavelo es en verdad el libro de los republicanos'.
Jean Jacques Rousseau. Escritos políticos

maquiaveloNiccolò Machiavelli (1469-1527) ha sido y es uno de los pensadores, más vilipendiados y tergiversados de la historia. Los tópicos son un peso muerto enormemente difícil de remover. Proporcionan comodidad y evitan hacer el menor esfuerzo. Para insultar y descalificar a Maquiavelo no hace falta ni siquiera haberlo leído. Basta con manejar unas cuantas frases manidas de manual y no atisbar, ni si quiera, el alcance de su pensamiento. La mediocridad es así… y así son los tiempos que corren.

Maquiavelo debe ser reivindicado, entre otras poderosas razones porque forjó una nueva Ciencia Política y logró acuñar con clarividencia una moderna concepción del Estado. Es posible, que su actitud crítica hacia la iglesia católica y hacia el papel de los Estados pontificios, en la Italia de su tiempo, haya tenido bastante que ver en esa visión negativa y tópica que, por inercia, se viene repitiendo como una cantinela.

Ha sido calificado de monstruo, se le han atribuido conceptos y frases que nunca salieron de su pluma y no se ha tenido en cuenta su visión anticipatoria y los ámbitos que fue capaz de explorar, por primera vez, adentrándose con decisión en los peligrosos vericuetos y entresijos de la logística y de la interpretación de los hechos.

Perteneció a una notable e influyente familia florentina y tuvo una formación sólida. Dominó como pocos a los clásicos, especialmente, a Tácito y Tito Livio, pero también al epicúreo Lucrecio o a Cicerón. Supo apreciar las virtudes de la antigua Roma y los valores republicanos en medio de la decadencia, la corrupción y la crisis que se cernía sobre el mosaico de estados italianos de su tiempo.

maquiavelo3Es cierto que su pensamiento es ambivalente como ambivalente es su visión del hombre, capaz de grandes hazañas, por una parte pero, de vilezas y traiciones sin cuento por otra. Puede afirmarse que inventó la Filosofía Política inaugurando un planteamiento realista, capaz de mostrar con valentía y rigor que lo ético y lo político tienen lógicas diferentes. Supo centrarse en ‘lo que es’ prescindiendo del ‘deber ser’. Se negó a sustituir el análisis descarnado de lo real por una visión de las cosas, amable pero falsa. Ha sido admirado por unos pocos y odiado por muchos. Se dice de él que ha justificado atrocidades y engaños, que su planteamiento es abiertamente cínico y, también, que su antropología es negativa. Añádase a esto que se le atribuye que defiende sin matices la coacción estatal. Como se podrá comprobar es recomendable una actitud serena y reflexiva para enfrentarse a su obra. Pongamos un poco de orden en todo esto. Para Maquiavelo, por ejemplo, la coacción por parte del Estado es necesaria contra las inclinaciones destructivas del ser humano.

El motivo que me lleva a realizar esta defensa y reivindicación de Maquiavelo se basa, por un lado, en su atractivo como pensador, su espíritu irónico y burlón y su inteligencia sutil, que unida a su profundo conocimiento de los clásicos resulta un mezcla explosiva. Por otro, a que todavía son desconocidos para muchos, los análisis y perspectivas que a lo largo de la Historia del Pensamiento lo han ensalzado, empleando razonamientos de un valor notable y de una penetración y espíritu crítico de lo más interesante. Teniendo en cuenta que quienes han sabido apreciar el pensamiento crítico de Maquiavelo, se han visto obligados a remar contra corriente. Entre ellos es de justicia citar a Francis Bacon, Baruch Spinoza, Federico Chabod o, por no hacer interminable esta lista, a Isaiah Berlin.

Francis Bacon es uno de los primeros en afirmar que el florentino describe, sin asomo de ficción lo que los hombres hacen en realidad, y no lo que deberían hacer. Por su parte, Baruch Spinoza en su Tratado Político, afirma que era partidario de la libertad y que para preservarla daba sabios consejos. En una de las citas que figuran en el frontispicio de este breve ensayo, ya hemos comentado que para Rousseau lo que el autor de El Príncipe hacía, era instruir al pueblo con la excusa de aconsejar a los poderosos. En la actualidad el pensador italiano Federico Chabod, que realizó su tesis doctoral sobre Maquiavelo, sostiene que el florentino defiende el principio de autonomía del quehacer político, frente a toda finalidad metafísica y moral. Isaiah Berlin en su ensayo ‘La originalidad de Maquiavelo’, apunta que lo que hace, no es tanto distinguir entre los valores específicamente morales y los políticos, sino diferenciar la moral del mundo pagano y sus valores de la moral cristiana, prefiriendo, sin la menor duda, los primeros.

maquiavelo4Podríamos seguir enumerando puntos de vista y perspectivas diversas desde las que aproximarse al pensamiento maquiaveliano, termino mucho más preciso que maquiavélico. Lo que indudablemente muestran estos puntos de vista es la complejidad del pensamiento del florentino y sus múltiples interpretaciones que, en modo alguno, pueden despacharse a la ligera y sin la menor reflexión.

En un mundo como el nuestro, con sus avances tecnológicos que han ido evolucionando hasta convertirse en fines en sí mismos, pero con su desprecio por el pensamiento y por el conocimiento de los clásicos, los rescoldos del pensamiento maquiaveliano pueden y deben sernos de bastante utilidad. La historia de las ideas nunca se debe confundir con los sótanos del tiempo, sino que deben frecuentarse para aprender del pasado y repensar el presente.

Maquiavelo fue un animal de fondo, un hombre hecho a sí mismo que sentía una atracción vertiginosa por las sombra de las cosas y por seguir el itinerario de a dónde conduce lo que podríamos conceptualizar como la voluntad de poder. La suya es una visión del hombre sin condescendencia. La vida es algo más que una farsa. En ocasiones, es preciso adoptar una actitud defensiva y, en otras, pasar sin tapujos al ataque. Creo que uno de los legados de mayor enjundia del florentino es su consideración de la Memoria como salvadora de las tradiciones y valores del mundo clásico.

Sigue resultando útil volver a las páginas de La sonrisa de Maquiavelo de Maurizio Virolo. Ya que no ha perdido actualidad ni interés. Traza un retrato fidedigno y poliédrico del florentino, negándose a considerarlo un maestro de la maldad y haciendo hincapié en sus virtudes, inteligencia e intuiciones. Asimismo, otro ángulo desde el que podemos abordar su figura es el que nos propone Francisco Cortes Rodas, profesor e investigador del Instituto de Filosofía de la Universidad de Antioquía, que lleva a cabo un interesante ejercicio de aproximación al pensamiento de hombres ilustres del pasado, mediante un diálogo ficticio pero profundo, en su obra Dialogo filosófico en las voces de Hobbes, Kant y Maquiavelo.

No se debe perder de vista que Nicolas Maquiavelo defendió incansablemente un republicanismo moderno. La idea de que la libertad ha de ser protegida con las leyes es fecunda y llegada la ocasión, también, con las armas. Es preciso arrancar las máscaras del mito y distanciarse de muchos prejuicios que acaban por considerarse verdades inmutables, así como abrirse a nuevas perspectivas como que su moral es social y no individual. Es asimismo, crucial su apuesta inequívoca por el bien común, que debe ser preservado por encima de otras muchas cosas. El mismo Maquiavelo nos dejo dicho que hay que ser zorra para conocer las trampas y león para atemorizar a los lobos. En él se compatibiliza una visión realista de la política con otra moderna del Estado.

Por extraño que pueda parecer, Nicolás Maquiavelo tiene un punto hedonista digno de ser apreciado. Considera que conocer la historia es un placer, así como disfrutar del saber que de ella emana. Se entrega con pasión a descubrir y plasmar la racionalidad de las acciones.

Me sigue pareciendo un aspecto fundamental de su pensamiento el que sepa colocar en un punto de centralidad el respeto, la defensa y la salvaguarda del bien común. Otro aspecto en el que no se ha hecho todo el hincapié que a mi juicio, merecería, es su capacidad de argumentación crítica e incluso dialéctica.

maquiavelo2Cuando el pesimismo y el escepticismo ganan ostensiblemente terreno, deberíamos pararnos a reflexionar sobre la necesidad de repensar el papel de magisterio que ha jugado la historia… y que hoy, tiende a olvidarse. No acaban ahí la penetración y las sutiles advertencias de Nicolás Maquiavelo. ¿Debemos repensar el papel de la política en la conformación de los principios, acciones y valores que están llamados a regir la convivencia en las sociedades humanas? Para finalizar no estaría de más tener en cuenta su consideración de la política por una parte como ciencia, hoy diríamos ciencia social y por otra, como técnica que toma como modelo la arquitectura.

Mención aparte merecen sus comentarios sobre la Razón de Estado y su opinión de que el ejercicio del poder debe buscar y basarse en el apoyo popular, más por problemas de espacio esta reflexión debe aplazarse a otro momento.

Para él la República Romana con sus valores y principios ha de constituir un modelo aunque puesto al día, en la creación de los Estados-Nación modernos. Sin duda es un precedente frente a la corrupción, debilitamiento, falta de sentido de la historia y crisis económica y política. Con la historia no sólo se puede sino que se debe dialogar, así como extraer de ella modelos a seguir, consecuencia y principios de conducta.

Maquiavelo se enfrenta a la responsabilidad del hombre de forma cruda y sin el menor atisbo de aminorarla por influencia de la divinidad, de fuerzas de la naturaleza, de mitos, de símbolos… En esto es rotundo. En El Príncipe afirma, categóricamente, que puede ser cierto que la fortuna sea árbitro de la mitad de nuestras acciones, pero la otra mitad, o casi nos es dejada incluso por ella a nuestro control. El aviso es claro y nítido. Propone que busquemos en todo momento tener un control sobre las acciones que llevamos a efecto y sus consecuencias.

Concluyo esta aproximación a Maquiavelo, más allá de los tópicos al uso, citando unas líneas del capítulo XV de El Príncipe: ‘hay tanta diferencia de cómo se vive a como se debe vivir, que quien deja lo que hace por lo que se debería hacer, aprende más bien su ruina que su salvación’.

Dese luego hay que volver una y otra vez al pensador florentino y rastrear hasta el presente su inteligente y poliédrico legado. Es nada más y nada menos, que un clásico indispensable para hurgar en la condición humana y en el sentido cívico y político de sus acciones.

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