noviembre de 2024 - VIII Año

Tarás Shevchenko, poeta de la liberación

LITERATURA UCRANIANA

Autor del célebre poema Testamento, cuyos ecos aún resuenan en la literatura moderna ucraniana, Tarás Shevchenko fue un poeta del siglo XIX nacido en una Ucrania que por entonces formaba parte del Imperio ruso y en la que aún existía una relación de carácter feudal entre los campesinos siervos, sometidos a una situación de semiesclavitud, y los grandes señores propietarios de la tierra.

Tarás Shevchenko vino al mundo el 9 de marzo de 1814 en Móryntsi, localidad situada cerca de Kiev, en el seno de una familia de siervos al servicio de un terrateniente a quien años más tarde amigos del poeta consiguieron comprar la libertad del que estaba llamado a ser una figura esencial de la cultura ucraniana. De esta forma, en 1838 Shevchenko pudo romper la citada relación de servidumbre en la que se hallaba atrapado desde su nacimiento.

Siendo muy joven Shevchenko perdió a sus progenitores, fallecidos en un lapso muy corto de tiempo, quedando huérfano de ambos cuando contaba doce años. Pasado el tiempo fue el señor a quien servía, Vasily Engelhardt, el que descubrió y posiblemente avivó su talento para el arte, cuando observó cómo Tarás copiaba en secreto con brillantez las pinturas que el terrateniente tenía en su casa. Pensando quizá que sería buen negocio invertir en su siervo, Engelhardt decidió ponerle en contacto con algunos artistas para que mejorará su técnica. En 1829 lo llevó consigo a Vilna (Lituania) y dos años más tarde a San Petersburgo, donde Tarás Shevchenko estudió con el pintor Vasili Shiriáyev. Más tarde entabló cierta amistad con el artista ucraniano Iván Soshenko, quien a su vez le presentó al pintor más afamado del momento, Karl Briullov. Este último quiso hacer de Shevchenko su discípulo, pero los siervos no tenían permitido ingresar en la Academia Imperial de Artes de San Petersburgo. Así las cosas, varios pintores rusos y el poeta Vasili Zhukovski reunieron los 2.500 rublos necesarios para comprar a Engelhardt el rescate de Tarás. Una vez realizado el pago, Shevchenko se convirtió en un hombre libre el 22 de abril de 1838.

En años posteriores continuó con sus estudios en la Academia de Artes, también en el taller de Briullov, escribió poemas y dio forma definitiva a otros que había escrito durante su etapa como siervo, ganó algunos premios como pintor y en 1840 publicó su primer poemario El bardo (Kobzar). Los poemas de El bardo supusieron un paso adelante en la poesía ucraniana de la época. El libro fue escrito en lengua ucraniana, idioma que sólo hablaban los mujiks (siervos) y era considerado en aquella época como un dialecto del ruso. Asimismo, los ocho poemas extensos que componían la obra hablaban del sufrimiento del pueblo y la decadencia de una sociedad anclada en valores y estructuras anacrónicas.

Casa de Shevchenko

Tras El bardo, publicó en 1841 un poema épico-histórico titulado Haidamaki sobre el movimiento campesino ucraniano que se levantó contra sus señores polacos en 1768. Luego llegarían otros poemas más incisivos, como Sueño, No envidies al rico o Cáucaso. En estos años destaca también la publicación de Hamaliya (1844), poema sobre un líder cosaco.

Sus obras conocieron el éxito y Shevchenko comenzó viajar por Ucrania comprobando de primera mano las duras y, en ocasiones, míseras condiciones en las que vivían muchos de sus compatriotas. Aunque si hay que destacar algún poema de esta primera etapa, hasta 1846, es su célebre Testamento, donde podemos leer versos cargados de fervor por Ucrania:

Si he de morir, sepultadme
en una tumba erigida
entre las vastas estepas
de Ucrania querida.
¡Qué la espaciosa campiña,
Dnipró y las quebradas
sean visibles, y se escuche
rugir las cascadas!
[…]
Sepultadme, y levantaos
romped las cadenas,
rociad con sangre enemiga
la libertad plena.
Y en una familia grande,
libre y renovada,
no olvidéis recordarme
en voz reposada.

(Traducción de Leonidas Holocwan)

Quizá por ello, este poeta, pintor y pensador que ha pasado a la historia como una personalidad fundamental de la historia de la cultura ucraniana y universal, fue también un hombre de acción. Cómo explica el Diccionario filosófico abreviado de M. Rosental y P. Iudin, Shevchenko “luchó contra el zarismo y el régimen de servidumbre, y fundó la corriente democrática revolucionaria en la historia del pensamiento social ucraniano”.

En 1845 obtuvo de la Academia el título de Artista, luego un trabajo en la Comisión Arqueológica y continuó con sus viajes por toda la geografía ucraniana. No pasó mucho tiempo hasta que Shevchenko decidió militar en 1847 en una organización política clandestina denominada Sociedad (o Hermandad) de los santos Cirilo y Metodio. Aquella entidad estaba compuesta por jóvenes idealistas, imbuidos de patriotismo ucraniano e influenciados por corrientes revolucionarias que deseaban construir la unión de todos los pueblos eslavos bajo un sistema republicano. En este sentido, como apunta Guillermo Mayr en el artículo Taras Shevchenko, de la gleba a la gloria (Blog El jinete insomne, agosto 2008): “Fue característico del cambio que se había producido desde la época de los Decembristas tanto en Rusia como en Ucrania, que este nuevo movimiento no estuviera encabezado por los miembros de la nobleza rural o por los oficiales de las fuerzas armadas, sino por un grupo de profesores, hombres de ciencia y de letras”.

Por su labor como activista Shevchenko fue arrestado por las autoridades zaristas en varias ocasiones a partir de 1847. La última, además de ser encarcelado fue reclutado como soldado y destinado, o más bien desterrado, primero a Oremburg (sur de Rusia) y luego a las estepas de Kazajstán. Igualmente, se le prohibió desarrollar cualquier actividad artística o literaria. La orden del zar Nicolás I fue que estuviera “bajo la más estricta vigilancia, prohibiéndosele que escriba o pinte”, prohibición que burló siempre que tuvo ocasión.

Kateryna, óleo 1842. Shevchenko

En este periodo escribió varias novelas en lengua rusa, aunque repletas de ucranismos. Obras en las que se ha destacado la influencia del escritor ruso de origen ucraniano Nikolai Gógol. Novelas como La criada, La princesa, El convicto, El músico, El desgraciado, La capitana, Los gemelos o El artista tocan temas diversos, entre ellos está la rebeldía contra el sistema de servidumbre. En esta etapa compuso también algunos de sus poemas más relevantes. Es el caso de Si supierais donde viven las gentes o el poema Cuento los días, las noches, donde expresa su más profundo afecto por Ucrania.

Tras diez años en los que conoció la reclusión, una vida militar no deseada y un exilio forzoso, sus amigos consiguieron que se le indultase. Quizá porque el zar Nicolas I había fallecido en 1855 y la situación era algo más tolerante. Sin embargo, no le estuvo permitido residir en San Petersburgo. Una vez recuperada la libertad permaneció en Oremburg y luego se estableció en Nizhni Nóvgorod, ciudad ubicada al oeste de Rusia.

En los años siguientes Shevchenko se acercó al filósofo socialista y líder revolucionario Nikolái Chernyshevski, al publicista y crítico literario ruso Nikolái Dobroliúbov, y a otros colaboradores de la revista El contemporáneo (Sovreménnik) quienes ejercieron una significativa influencia sobre él.

En 1858 obtuvo finalmente permiso para vivir en San Petersburgo y un año más tarde para regresar a Ucrania tras una década de ausencia, pero a los pocos meses volvió a ser arrestado por un delito de blasfemia. Aunque no pasó mucho tiempo en la cárcel por este asunto, cuando fue liberado regresó a San Petersburgo. El 7 de septiembre de 1859 estaba ya en la por entonces capital del Imperio Ruso, aunque siempre pensando en volver de nuevo a Ucrania.

La poesía y la actividad contestataria de Shevchenko estuvieron encaminadas a luchar contra los terratenientes egoístas y avariciosos, y contra el zar a quien denominaba el “verdugo con corona”. También, como no podía ser de otra manera, contra quienes apoyaban el régimen de servidumbre. Shevchenko denunció la opresión a la que los terratenientes rusos y el zar sometían al pueblo, y rivalizó con los nacionalistas burgueses ucranianos. Sus opiniones expresan los intereses del campesinado revolucionario de mediados del siglo XIX, época de la crisis de la servidumbre en Rusia. Shevchenko consideraba que los campesinos o siervos sólo ganarían su libertad luchando por ella y no debería esperarse nada de la buena voluntad del zar.

Como escribe Vasil Shubravski: “El poeta se afana por instigar a sus contemporáneos a luchar por la liberación social y nacional de su tierra nativa. Shevchenko tampoco podía pasar por alto la dura lucha socio-política que se desplegaba en torno a un problema: la singularidad del pueblo ucraniano y su cultura”.

Universidad Nacional de Kiev Tarás Shevchenko

Su concepción del mundo fue materialista, señalando que la fuerza decisiva del desarrollo social serían las masas populares y el inevitable hundimiento del régimen de servidumbre que había sobrevivido hasta ese momento. Tuvo la convicción profunda de que el estado de cosas existente no era en modo alguno inmutable. La servidumbre, pensaba, será abolida en todas partes gracias al progreso de la técnica que “devorará” a los “inquisidores agrarios” y las masas populares desempeñarán un papel protagonista en la reconstrucción de la vida social.

Por otro lado, tuvo críticas muy duras contra la religión y la iglesia. Denunció lo que él consideraba “la mentira de la religión, la hipocresía y la codicia de los popes que engordan con la sangre del pueblo”. Shevchenko niega también la existencia de un más allá.

El poeta, pintor y pensador fue una figura determinante en el progreso y difusión de la cultura y la lengua ucranianas, algo por lo que luchó con denuedo. Su obra legitimó el idioma ucraniano, impulsando a más autores a escribir en la lengua ucraniana, hasta entonces -como se ha mencionado- considerada por muchos como un simple dialecto del ruso. Puede decirse que Shevchenko desempeñó en el desarrollo del idioma ucraniano (históricamente idioma ruteno), un papel semejante al de Pushkin en la historia de la lengua rusa.

Desde un punto de vista artístico se posicionó en el realismo, mirando a la naturaleza como fuente de belleza. Toda tentativa de apartarse de la “belleza eterna de la naturaleza” convierte al artista en un “monstruo moral”, anotó. Buscó la autenticidad efectiva y realzó el carácter popular e ideológico del arte. No debe obviarse que Shevchenko se formó bajo la influencia de la literatura rusa de vanguardia. Al mismo tiempo, propugnó la amistad entre los pueblos ruso y ucraniano.

No podemos dejar de hacer referencia a su pintura. Su quehacer como poeta dejó una profunda huella en la cultura ucraniana, pero su labor como artista plástico no fue menos importante. Más de ochocientas obras de su producción pictórica han perdurado hasta nuestros días en formato original o como copias elaboradas en vida del artista. Se calcula que cerca de trescientas obras del pintor ucraniano se han perdido, bien por no conocerse su paradero o porque fueron destruidas por diversas causas. Temas históricos y mitológicos, pero también paisajísticos o etnográficos que a veces esconden críticas al absolutismo zarista forman parte de su universo pictórico, al igual que los retratos. Pinturas al óleo sobre lienzo, acuarelas, tintas, aguafuertes, grabados o esbozos son el legado de este artista multifacético que solo firmó o fechó una pequeña parte de sus obras, dato que ha complicado en ocasiones establecer la autoría de algunas pinturas.

Instalado en San Petersburgo, Tarás Sevchenko pasó los últimos años de su vida escribiendo poesía y pintando. Los años de exilio le pasaron factura e hicieron que su salud se viera resentida, poco a poco se fue deteriorando hasta fallecer el 10 de marzo de 1861. Tiempo después el régimen de servidumbre, contra el que tanto había clamado, fue abolido por el zar Alejandro II.

El poeta y pintor fue enterrado en el Cementerio de Smolensk en San Petersburgo, más tarde sus restos fueron trasladados a Kiev y luego, por insistencia de varios amigos, se decidió trasladar su cuerpo a Kaniv, sobre la cima de la colina Chemecha (ahora la Colina de Tarás) que se eleva a orillas del rio Dniéper, lugar que describió en su Testamento poético redactado poco antes de su muerte.

El alcance de la figura y la obra de Shevchenko puede atisbarse en diferentes ámbitos. Diversos monumentos y museos con su nombre ensalzan su legado. La Universidad más importante de Ucrania, fundada en 1863, lleva también el nombre del que es considerado máximo poeta del país: Universidad Nacional Tarás Shevchenko de Kiev.

Entre 1964 y 2003 se publicaron al menos tres traducciones al español que recogen prosas y poesías escogidas del autor ucraniano. En marzo de este año 2022, Ediciones Vitruvio ha publicado una nueva recopilación antológica de su poesía (la primera en España) bajo el título De mi hermosa Ucrania.

En consecuencia, acercarse a la figura de Tarás Shevchenko es conocer a un escritor y artista imprescindible de la cultura ucraniana y, sobre todo, a un poeta que, más allá de su gran valor en el marco de la literatura moderna del país eslavo, supo agitar conciencias, prestigiando una lengua desdeñada y ensalzando la riqueza cultural de un pueblo sometido.

Hoy, cuando Ucrania lleva siendo atacada desde hace más de un mes por el ejército ruso, siguiendo el oscuro plan de un nuevo autócrata que ha emergido en el escenario europeo, conviene recordar a Tarás Shevchenko y a otras figuras de la cultura ucraniana, como ya hemos hecho y seguiremos haciendo próximamente en Entreletras.

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